Carnavales de otros años «recuerdos vivos del corazón»

Así titulaba la publicación que van a ver a continuación el diario local «La Hoja» el jueves 6 de febrero de 1997, en ella aparece una entrevista a Rolando Herrera Santana.

Hoy, cuando instituciones no consiguen a pesar de su esfuerzo, encontrar el mejor eco en la parte económica para solventar en parte las  costosas organizaciones que origina organizar aunque más no sea un tablado para la presentación de números carnavaleros, quisimos trazar una linea del pasado para recuperar el recuerdo de uno de sus protagonistas, aquellos festejos de la décadas del 50 y del 60.

Rolando Herrera Santana fue uno de aquellos, quien junto a sus hermanos, sobrinos, otros familiares y músicos amigos, supieron llevar su mensaje para que estas fiestas fueran vividas a pleno por parte de la población de Young que cubrían el coso* de 18 de Julio, fundamentalmente entre las calles 25 de Agosto y Diego Young, aunque muchas veces se extendía hasta Joaquin Suárez.

—Los comienzos fueron allá por 1957— recuerda Rolando —en primer lugar tratamos de estar bien presentados en cuanto a vestimenta, en ese sentido debutamos con alpargatas y pantalón blanco, blusa verde con vivos blancos, para aquel entonces llamó la atención de la gente que lo vio de buen agrado—.

—La idea de salir en los carnavales comenzó a germinar cuando nuestro padre (Pedro Herrera), vio que mi hermano Hugo tenía buen oído para la música, entonces con gran esfuerzo le compró un acordeón S. Soprani, pero era demasiado grande en todo sentido, por lo que optó por una más pequeña, se hizo negocio con el recordado «pibe del acordeón», una de dos hileras, 25 teclas y 8 bajos—.



—El grupo se llamaba «Estampa younguense» y lo integraban mi hermano Hugo en acordeón, Armando en maracas, yo y mi sobrino Daniel Pérez en redoblantes, Roque Santana y José Gimenez en guitarras, mientras que el otro sobrino Waldemar, era quién portaba el estandarte—.

—Por aquel entonces mi padre tuvo que pedir permiso al Comisario Hernán Arbiza ya que Hugo, Waldemar y Daniel eran menores—.

—El primer desfile oficial de aquel carnaval se hizo en el cine «Al Aire Lirbre» de calle Montevideo—.

El Baión, Ritmo de moda

Cada ritmo tuvo su época, aunque algunos persisten al tiempo y otros son de corta vida en la preferencia de la gente.

Rolando Herrera memorizando la música que hacían, señalaba: —interpretábamos música popular, ritmos rioplatenses, en aquellos años estaba de moda del baión, ritmo un tanto similar a la cumbia actual, se tenía además algo del repertorio del noreste argentino, como el chamamé y también algunos temas paraguayos—.

El tema que más gustaba era el baión de Madrid.

Otros números y el legendario coso*

Con relación a otras agrupaciones musicales, Rolando traía a su memoria al grupo de Baldomero Fredo y de Máximo Carballo, mientras que entre las murgas estaba la del «Canario» Vesperoni: Los Desocupados, la de Julio Cerrudo: Los Vagonetas, y la de Salate: La Cachetada.
Además siempre aparecía «tacho» Corazza y el «Chato» Arévalo con sus números tan particulares, pero tan llenos de humor que lo graban la sonrisa y la alegría de la gente.

—De los cosos* ni te cuento, como se jugaba con papelitos, aquel que de lejos se oía vocear... papelito a veinte por el valor de 20 centésimos que costó por muchos años la bolsa en que se vendía—.

—Toda nuestra generación lo recordará cómo quedaba un «colchón» en la calle, lo mismo que la serpentina, hasta que poco a poco aquello se fue diluyendo—.

Nuestro entrevistado acotó que luego de algunos años de animar los carnavales con «Estampas Younguences», por alejamiento de algunos integrantes la agrupación sufrió una transformación y se constituyó en un conjunto folklórico, «Los Costeros del Litoral».

—Con él también actuamos en los carnavales y en otros espectáculos que se organizaban a lo largo del año, como en fiestas criollas por ejemplo, pero una de nuestras mayores satisfacciones fue compartir una actuación con Los Olimereños cuando estos comenzaban su apogeo, fue a invitación de Diego Lawlor nos dijo «ustedes son blancos, cómo se van a achicar», y bueno, hicimos la «pata ancha» y cantamos con ellos—.

—Por ese entonces terminaron nuestras presentaciones, fueron años que quedaron en el mejor de los recuerdos, luego nos disolvimos por los propios vaivenes de la vida en cada uno de nosotros—.

¿Por qué se fue perdiendo aquello? 

Una linda pregunta para Rolando Herrera, quien según él, se debe a una cantidad de factores.

—Si. Varios factores han influido para  que estas fiestas populares no persistan en su esplendor, creo que el ritmo mismo de la vida ha cambiado, donde influye sobre manera el aspecto económico, el de la carestía, el de los costos, creo que por ahí está la parte medular de esa decadencia—.

Nota: En varias partes de la publicación apareció la palabra «coso» yo la puse tal cual aparecía en el diario, no supe si es un error o si antes se le llamaba así informalmente, creo poder afirmar que se referían a la palabra Corso.